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La Vía de la Plata une el espíritu sureño de las tierras andaluzas y extremeñas con el finisterre galaico.
Prolonga la calzada romana denominada Vía de la Plata, que unía Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga). La vía se trazó a comienzos del cristianismo aprovechando caminos más antiguos. Entra en Galicia por A Mezquita y es el camino jacobeo gallego de mayor recorrido. El término “Vía de la Plata” no tiene que ver con la explotación o comercio de este metal precioso, sino que procede del árabe Bal’latta, que es la palabra con la que los musulmanes designaron aquella amplia vía pública empedrada y de sólido trazado por la que se encaminaban al norte cristiano. No obstante, este vial sí se llegó a emplear para el comercio de plata americana llegada a los muelles de Sevilla.